miércoles, 15 de junio de 2011

Un dia en La Mola

Hace poco se inauguró en el Hotel y Centro de Conferencias La Mola, el restaurante L’Obac de Artur Martínez (1 estrella Michelin). A raíz de ello pude disfrutar de una estancia en el complejo y quiero contarlo en mi blog.

Llegué fuera de las convenciones horarias (a medianoche), quizás por eso fue tan esperada la llegada a la habitación. Y no decepcionó. Un espacio bien amplio, cómodo y sobre todo con una vista espectacular aunque fuera de noche. Imaginaros una ventana a plena Naturaleza donde no faltaba ni el canto nocturno de los pájaros. Para situaros, diremos que está tocando al Parque Natural de Sant Llorenç del Munt i L’Obac, entre el Bages y el Vallés oriental.

Por la mañana tocaba reponer fuerzas, y a por el desayuno fui (sirven hasta las 10:30) no sin antes volver a abrir la ventana para ver ese maravilloso paisaje verde y dar unas buenas bocanadas de aire puro.

La oferta del buffet era bien variada: desde lo típico como fruta fresca, quesos, embutidos, salchichas, cereales, yogures, huevos, panes y bollería hasta un rincón “integral” y saludable con galletas de arroz y de maíz, leche de soja, bizcochos integrales sin azúcar y All bran. Ah! También algunas compotas caseras; muy rica la de fresas!

Plan siguiente: leer cómodamente la prensa en los sillones del gastrobar Sófora (un espacio informal con servicio de tapas y platos rápidos pero con productos artesanales). Muchos de nosotros no tenemos tiempo para leer la prensa diaria y disfrutarla tranquilamente, pues ¡este era el momento ideal para hacerlo! Son pequeñas cosas que uno se puede regalar cuando se toma un día para sí y desconecta de sus cosas, ¿a quién no le apetecería?

El verde de fuera es tan atrayente que estás deseando salir a “sentir” la Naturaleza, por lo que las piernas se van solas y te obligan a pasear por los alrededores. Eso sí, antes de marchar no olvido reservar mesa para comer en L’Obac, que son poquitas mesas (5) y seguro que se llena…

Una hora más tarde, vuelvo con ganas de relax, y ¿qué mejor zona para relajarse que ir al Spa? Magnífico sitio: un circuito de aguas con piscinas de diferentes temperaturas, chorros, hidromasaje, camas de agua y cromoterapia, además de sauna y baño turco. Vamos, que si pudiera iría cada día después del trabajo! O cuando tuviera que celebrar algo con mi pareja y hacer una escapada romántica, o cuando necesitara desconectar, o detoxificar….o….¿qué tal un porque sí? De hecho hay unos cuantos programas (packs) para escoger. Pero si algo llama la atención es el Alphasphere. Decir que es un sillón relajante es simplificarlo mucho; sí que tiene forma de tumbona ergonómica donde uno se tumba (y se puede balancear) mientras escucha una serie de sonidos pero el objetivo va más allá: equilibra los chacras, crea armonía interior y conecta con niveles antiguos de conciencia….es curioso. La sesión dura 20 minutos y cuando sales, el efecto te dura, te dura, te dura….en fin, que la recomiendo.

2 de la tarde. Ya hay hambre…! Voy a L’Obac de Artur Martínez, un chef al que le gusta utilizar productos excelentes, de temporada y de proximidad. Por ejemplo, para empezar me ofrecen testar un aceite de un olivar tricentenario, cuya producción se ha vuelto a recuperar y que Artur la ofrece a sus clientes. Qué decir, ¡sólo se podría comer ese aceite con ese pan y esa sal en escamas y ya está uno satisfecho! Pero se trataba de disfrutar de una buena cocina por lo que miro la carta: una vegetariana sólo puede pedirse dos primeros, para un omnívoro hay más oferta. Total, me decido por una ensalada de vainas con mousse de queso de cabra (ideal para ovo-lacto-vegetarianos, muy rico y ligero) y una coca de puerros con pimientos de piquillo (lleva también bonito pero lo adaptaron para un comensal vegetariano). Postres, deliciosos: frutos del bosque en infusión de té rojo y rosas y –el mejor- espuma de yogur con piña y romero.
Lo bueno de ir en fin de semana es que seguro pillas alguna boda y se dice que da suerte ver a la novia….Es que el Centro cuenta con una masía preciosa con capilla y todo, para celebrar este tipo de acontecimientos y el pica-pica se sirve en la terraza que comunica con la antesala del restaurante, por eso se pueden ver a los invitados mientras uno come tranquilamente.

No hizo buen día (hablando del clima, claro), de lo contrario podría haber disfrutado de la piscina al aire libre con rayolas oscuras (qué modernidad). Se ve que tanto verde alrededor y ese espacio de agua con fondo negro crea un ambiente impactante. Y así es.

Va llegando el atardecer, y es hora de emprender el regreso. Como plan para desconectar uno o dos días es genial y si puedes quedarte más, genial, igual hasta puedes aprender a jugar golf.

Me fui con la sensación de querer volver muy pronto. ¿alguien cumple años en breve como para pedirse un día de estos?