Recetas


Quinoa Marrakesch

200 g de quinoa multicolor cocida

  • 200 g de garbanzos cocidos
  • 200 g de tomates cherry
  • Media taza de perejil
  • 5 cucharadas de aceite de oliva
  • 2 cucharadas de piel de limón rallada
  • 1 cucharadita de comino molido
  • 1 cucharada de semillas
  • El zumo de un limón
  • Sal marina

  1. Mezclar la quinoa multicolor con los garbanzos cocidos, los tomates cherry cortados por la mitad y el perejil.
  2. Aparte preparar un aliño con  el aceite de oliva, el zumo de limón, el comino y sal a gusto; batir bien con un tenedor, verter a lo anterior, mezclar y servir.

Quinoa Morocco 




Quinoa con pisto horneado

  • 2 patatas
  • 1 pimiento rojo
  • 2 calabacines
  • 1 hinojo
  • 200 g de quinoa multicolor cocida
  • Aceite de oliva
  • 1 cucharada de orégano seco
  • Unas hojas de orégano fresco

  1. Pelar las patatas, recortar las puntas del calabacín, quitar el cabo y las semillas del pimiento y recortar la base del hinojo. Cortar todo a daditos. Poner en una placa para horno tapizada con papel para hornear, esparcir por encima sal, aceite de oliva y orégano y hornear a 180ºC durante unos 35-40 minutos, dando la vuelta cada tanto para que se dore de manera uniforme.
  2. Retirar del horno, mezclar con la quinoa y servir.



















Quinoa con pisto horneado

















Quinoa dulce thai


  • 700 ml de leche de coco y arroz
  • 2 hojas de lima kaffir
  • 1 trocito de raíz de jengibre
  • 1 plátano
  • 6 dátiles
  • 100 g de quinoa multicolor cocida

  1. Poner la leche de coco y arroz en una cacerola junto con la lima y el jengibre. Llevar al fuego, dejar que alcance el punto de hervor, tapar y retirar del fuego. Dejar en infusión unos 10 minutos y luego colar. Dejar enfriar.
  2. Repartir en el fondo de 3 vasos la quinoa, el plátano, los dátiles troceados y verter a continuación la leche de coco y arroz. 
  3. Servir.





















Quinoa dulce thai










Quiche de tofu y verduras






Para la masa:
250 g de harina integral
120 g de margarina no hidrogenada
100 ml de agua muy fría (aproximadamente)
Sal marina

Para el relleno: (pueden usar las verduras que más les gusten, esta es sólo una propuesta)

1 cebolla cortada a daditos
1 atado de espárragos cortado en tiras finas
1 calabacín pequeño (zucchini) cortado a rodajas
media taza de brócoli (sólo la parte de los ramitos) escaldado 1/2 minuto en agua hirviendo
50 g de champiñones cortado a láminas
Aceite de oliva
200 g de tofu natural
100 ml de agua
Sal y pimienta
una cucharadita de orégano seco

2 claras de huevo (opcional!)

*la margarina que utilizo es “no hidrogenada”, se adquiere en establecimientos de dietética y alimentación natural. Es más saludable que la margarina industrial y que la mantequilla.

Preparar la masa. Mezclar la harina con la margarina, un poquito de sal y agua hasta tener una masa que no se pegue ni se rompa. El agua se ha de incorporar de a poco, a medida que la masa lo requiera. En caso de utilizar un robot de cocina, poner todos los ingredientes en la máquina excepto el agua e ir añadiendo esta de a poco. Formar una bola y dejar descansar media hora en la nevera.
Calentar el horno a 180ºC.
Estirar con un palote la masa sobre la mesa espolvoreada con harina y tapizar con ella el molde de quiche. Cubrir con papel de horno, esparcir por encima dos puñados de legumbres secas y llevar a hornear durante 15 minutos. Retirar del horno, quitar las legumbres y el papel y reservar.
Rehogar en una sartén las cebollas con una pizca de sal durante 5 minutos. Añadir las rodajas de calabacín, los espárragos, y los champiñones, y rehogar 3 minutos más.
Triturar el tofu con el agua y un poquito de sal y pimienta. Verificar el punto de condimento.
Montar las claras a punto de nieve con una pizca de sal*. Mezclar con el tofu suavemente y luego incorporar las verduras y el orégano. Verter sobre la masa cocida, alisar la superficie y hornear 20 minutos más o hasta que la superficie tenga un bonito color dorado.
Retirar y servir.

* las claras le dan textura aireada, como una mousse pero si no quieres utilizar huevo, suprímelo, sólo mezcla el tofu triturado con las verduras.




Remolachas agridulces asadas:

Lavar 3 o 4 remolachas (crudas evidentemente...), cortarles el rabito de raíz y ponerlas en una fuente para horno con su piel y todo. Echar en el fondo un poquito de agua y por encima echar un buen chorro de aceite de oliva. Cocer a 180ºC hasta que estén al pinchar con un palillo empiecen a estar tiernas pero todavía muy firmes. Entonces añadir unas ramitas de romero, un chorrito de vinagre balsámico, un hilo de sirope de ágave o miel y un poquito de sal. Seguir la cocción hasta que estén tiernas del todo.
Se pueden tomar así o dejarlas enfriar y cortarlas en rodajas muy finas. Una excelente guarnición.

Remolachas agridulces asadas....















Desayuno de avena y ciruelas secas


200 g de copos de avena
100 g de ciruelas secas
100 g de avellanas tostadas
1 pera
1 cucharada de piel de naranja rallada (ecológica!)

Elaboración
Ponemos la avena en remojo la noche anterior, igual que las ciruelas y las avellanas.
Por la mañana colamos los copos, escurrimos y troceamos las ciruelas y las avellanas, pelamos y rallamos grueso la pera y mezclamos todo con la piel rallada de la naranja.

Nota: También podemos cocer el cereal y las ciruelas y hacer una crema especialmente si es tiempo frío.
 Las ciruelas ya endulzarán el plato pero si deseamos podemos añadirle un poquito de sirope de ágave.

(receta de "Ensaladas únicas)



Ensalada de col y rabanitos con arándano rojo

1 k de col repollo blanca
1 manojo de rabanitos
2 cucharaditas de sal marina
½ cucharada de bayas de enebro (son depurativas, digestivas)
4 cucharadas de aceite de oliva
5 cucharadas de kéfir o de yogur natural 
2 cucharadas de arándanos picados


Cortar la col en fina juliana con una mandolina. Rallar los rabanitos.
Poner ambos ingredientes en un bol, añadir la sal y las bayas de enebro y prensar con la mano, con movimientos redondos para que salga el líquido.
Cubrir bien, dejar reposar media hora y volver a repetir la operación cada tanto durante las próximas 2 horas siguientes.
Preparar el aliño con el aceite de oliva, el yogur o el kéfir y los arándanos rojos picados. Añadir a la ensalada y mezclar.





Sopa de tapioca, calabaza y miso


La tapioca proviene de la molienda en distinto grado de la mandioca o yuca, una raíz muy apreciada en la cocina de centro y sudamérica. Es muy recomendable para quienes tienen el estómago “maltratado”y/o delicado. En esta receta además añadimos miso (¿no han probado la sopa de miso en un restaurante japonés?), una pasta obtenida de la fermentación de las habas de soja amarilla rica en bacterias vivas altamente beneficiosas para la salud intestinal y para tener unas buenas defensas.



Necesitaremos:

1 puerro
1 zanahoria
300 g de calabaza  
2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra

1 hoja de laurel
1200 ml de agua
3 cucharadas de tapioca* (de molido fino, como sémola)
3 cucharadas de miso*




Lavar y trocear el puerro, la zanahoria y la calabaza pelada.
Calentar el aceite en una cacerola y rehogar las verduras durante unos 7 minutos a fuego alto, removiendo cada tanto. El objetivo es dorar sin que se queme ni se pegue al fondo.
Añadir el agua, la hoja de laurel y dejar que alcance el punto de hervor. Entonces bajar el fuego al mínimo, tapar y dejar cocer unos 20 a 25 minutos, hasta que los vegetales estén bien tiernos. Retirar del fuego, quitar la hoja de laurel y triturar todo. Volver a llevar al fuego y dejar que vuelva a alcanzar el hervor; echar la tapioca en forma de lluvia y cocer unos 10 minutos removiendo para evitar que se formen grumos.
Mientras tanto disolver la pasta de miso en medio vaso de agua caliente (no hirviendo).
Una vez lista la sopa, retirar del fuego, esperar un par de minutos con la cazuela destapada y echar el miso disuelto. Remover para que se incorpore bien y servir de inmediato. No hace falta añadir sal porque el miso es un condimento salado.

Hay varios tipos de miso, lo importante es que no esté pasteurizado porque de lo contrario no tendrá las valiosas bacterias vivas. El miso blanco es muy suave de sabor, recomendado como para empezar. Se conserva en la nevera y dura muchos meses.